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No hay como deleitar a nuestros amigos y familiares con un plato de solomillo a la pimienta que los deje con la boca abierta. Esa receta por la que todos te preguntan y forma parte de tus secretos culinarios. 

Si estás pensando en cuál puede ser tu próxima jugada para deleitar a tus comensales, el solomillo a la pimienta es la respuesta. 

¿Qué ingredientes necesito para hacer solomillo a la pimienta?

El solomillo a la pimienta es una receta con la que tus allegados se chuparán los dedos. Como toda preparación, parte de su éxito se lo debe a la exquisita selección de los ingredientes. 

Alfonso López, cocinero y bloguero en “Recetas de rechupete”, recomendó los siguientes ingredientes para una preparación estándar. Si se desea hacer para más o menos personas, solo será necesario adecuar las cantidades.

Dos solomillos de cerdo medianos (500 gramos aproximados), 100 ml de caldo de carne, 200 ml de nata para cocinar, media cebolla pequeña, 50 ml de brandy o coñac, una cucharada de pimienta verde en grano, 20 g de mantequilla, 20 ml de aceite de oliva virgen extra, sal y pimienta.

Solomillo a la pimienta: la receta que te convertirá en el mejor anfitrión

El solomillo a la pimienta es uno de los clásicos en cocina para causar buena impresión, una opción muy elegida para los banquetes de boda. Aunque ha caído en el olvido durante mucho tiempo, esto permitirá que todos queden impresionados al probarlo.

Lo primero será comprar los solomillos. Es importante que pesen entre 500 y 600 gramos y medallones de 3cms. El carnicero debería limpiarlos, quitando el exceso de grasa, cortando en diagonal. La idea es que queden grandes y gruesos. 

También puede hacerlo el usuario, pero así se ahorraría tiempo. Al llegar a casa, secamos los medallones con papel de cocina para quitar la humedad y salpimentamos. Hay que poner más pimienta de lo habitual para que le quede un gran sabor a salsa.

Utilizaremos una sartén grande. La ponemos en el fuego y agregamos mantequilla y cubrimos la mitad con aceite de oliva. Cortamos la mitad de una cebolla y sofreímos a fuego bajo, hasta que veamos que está casi translucida. Al verla así, estará lista y retiraremos.

Es turno de la carne

En esa misma sartén, ponemos lo que nos queda de aceite de oliva viren extra y cuando esté caliente, añadimos la carne, poniéndola a temperatura altura dando por los dos lados.

El objetivo es dejar jugos en las dos partes para que la carne esté sabrosa y tierna. Una vez que veas los medallones dorados, los sacamos de la sartén y quitamos del fuego. Agregamos el brandy y desglasamos.

Limpiaremos la sartén de los jugos mientras el alcohol se evapora. Es una manera de que la salsa que nos quede tenga más sabor. Por otro lado, prepararemos la salsa de nata y tomaremos unos minutos para pensar qué presentación final le daremos. Deja volar la imaginación.

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